La idea para un personaje llega con la necesidad de un propósito en la
historia. Antes de crear un ser vivo piensa primero estas interrogantes:
¿Cuál es el propósito de
crear este personaje?
¿Tiene alguna función
específica?
¿Si eliminaras este
personaje de la historia, cambiaría la trama drásticamente?
¿Por qué es importante
en la trama?
Si tu personaje no tiene
una función específica por más mínima que sea, entonces no vale la pena darle
luz. Simplemente será un personaje de relleno, un objeto pasajero con vida (Así
como los extras de las películas, solo están ahí para dar vista y amplitud a la
escena)
Por
ejemplo: Pongámonos en contexto; una guerra medieval, nuestro protagonista
cabalga en su corcel atravesando la multitud enemiga, su espada decapita a un
hombre, la fuente de sangre desde el cuello baña a las filas enemigas
tiñéndolos de rojos, los guerreros asustados y empapados observan a su
contrincante comprendiendo la magnitud de su fuerza.
Tenemos
un sujeto decapitado botando chorros de sangre por todos lados a lo Tarantino,
luego unos tipos bañados en sangre. ¿Son personajes importantes? No, ¿Tienen un
propósito? Si, mostrar la fuerza del protagonista, pero si se les quita de la
escena igualmente con el solo hecho de decapitar a un tipo de un tajo a caballo
muestra la fuerza del protagonista, por lo tanto no figuran como personajes
relevantes. Si eliminara a los ensangrentados de la escena simplemente narraría
otra hazaña del protagonista en su campaña por la victoria.
En
pocas palabras son personajes “Extras”, muy necesarios en el desarrollo de una
historia, pero no cometas el error de acreditarle actos protagonistas a un
Extra que no tiene credibilidad en la trama.
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Luego
de solventar el relleno de la necesidad de un personaje relevante, viene la
incógnita principal ¿Cómo le doy vida?
Muchos
nacen de distintas formas. Unos vienen con el nombre y apellido, quizá un día
te enamoras de un nombre y el personaje se desarrolla a partir de esa idea, un
nombre con fuerza y carisma puede generar un personaje muy vivo (En algunos
casos)
Una de mis primeras historias se llamó “Phem´ya” la cual daba nombre al
personaje principal. Este nombre lo saqué de un sueño, la imaginación jugaba
conmigo mientras dormía y apareció este personaje entre la creatividad dormida,
desperté rápidamente y anoté el nombre antes que lo olvidara.
(Incluso hice un logo rápido para no olvidarlo)
¿Y
qué hice con ese nombre? Al principio no era más que eso, un simple nombre que
soñé, ¿Cómo iba a transformar esa palabra complicada en un personaje vivo? Pues
con la fuerza fonética de su pronunciación, cuando leía en voz alta Phem´ya, me
llevaba por alguna razón a paramos africanos; Egipto, Arabia, El Líbano,
chamanes, persas, religiones antiguas y así sucesivamente hasta que di en el
clavo. En poco tiempo Phem´ya llegó a ser una chica de orígenes árabe de
oriente medio, sin nacionalidad especifica, una guerrera errante de creencias
católicas, con grandes dotes de sabiduría y fuerzas místicas (Una chica sexy
además, personalmente porque me gustaba la idea de ver a mi personaje bailando
la danza del vientre)
Un simple nombre que con ayuda de investigación
e indagación, proporcionó las ideas necesarias para crearla a ella. Mi consejo
en este caso es anotar cualquier nombre que se te ocurra, por más raro o
estúpido que suene (Puedes acomodar el nombre más adelante) pero mantener la
idea de este hasta que con la intuición de tu imaginación, encuentres el camino
correcto para desarrollar al personaje.
(Esta es la forma que utilizo para anotar los nombres que se me vienen a la cabeza, sencillo, rápido y sujeto a cambios necesarios)
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Otra musa para crear un personaje viene acompañada del propósito. Tienes
una pieza de ajedrez en el tablero de tu historia, sabes exactamente el propósito y que cosa
hará ese personaje para mover los hilos de la trama, pero no sabes que
personalidad darle o cómo lucirá.
Aquí
entramos en un juego complicado, ¿Qué hago yo en esta situación? Analizo la
función del personaje, dependiendo de la naturaleza de sus intenciones puedo
deducir un poco el nivel de su personalidad. ¿Va a asesinar? ¿Va a enamorarse
perdidamente? ¿Engañará o estafará? ¿Huirá del miedo sin ayudar a nadie? ¿Se
armará de valor para solventar un problema?
Cuando
tengas la naturaleza de sus funciones determinarás con mayor facilidad qué
personalidad o qué aspecto puedes darle. ¿Es un engañoso corrupto? ¿Un genio
innato incomprendido? ¿Un miedoso irremediable? ¿Un valiente estúpido?
Con el perfil adecuado armarás una completa
personalidad, y si lo desarrollas mejor se convertirá en un personaje muy
complejo. Por ejemplo: Si este personaje tiene la función de desenterrar un
cuerpo y revelar algo importante, tienes varias opciones: es un sepulturero o
un saqueador de tumbas (Puedes inventar más opciones). Optamos por el
saqueador, es un trabajo deshonesto, cruel y falta de respeto, funciones que
podemos atribuirle perfectamente al personaje; luego el aspecto se fomenta por
sí solo, si es un saqueador debe vestir rustico, oscuro, hosco, la crueldad
puedes reflejarla en sus facciones, un tipo con el ceño fruncido, mala cara,
una cicatriz o quizá barbudo y desaliñado, musculoso para trabajar quitando la
tierra, etc. La falta de respeto le dará su forma de ser, un sujeto grosero,
que no le importa la opinión de los demás, testarudo y antisocial.
(Aquí hice un dibujo rápido del aspecto del saqueador, bastante malo ¿Verdad?)
Rápidamente
consigues un perfil adecuado, solo falta detallar el perfil psicológico y
minuciosamente extraer la escancia de la historia del saqueador de tumbas.
Posterior a eso, consigues un nombre para él, dependiendo de sus orígenes,
creencias, o simplemente porque te gustó un nombre y crees que encajará a su
personalidad.
Esto fue todo por esta clase, el próximo paso será
hasta entonces mis Criaturas Literarias.
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