viernes, 5 de octubre de 2018

Tres Palabras Andranianas [Cuento Especial]


Hola mis Criaturas Literarias, este cuento en conjunto para el mes del horror, tiene una explicación en un video en el canal de YouTube de Criaturas Literarias.

Suspenso, Terror y algo de Comedia.


AUGUSTO ANDRA

Desde el abrumador infinito, más allá de las constelaciones más aberrantes, tormentosas y abstractas, había un dios cósmico.

En su inmortal presencia, donde todo lo demás a su alrededor lo aburría, comenzó a viajar por el vasto universo. Encontró curiosas civilizaciones alienígenas, pero ninguna satisfacía su curiosidad; unos eran demasiado primitivos y otros desmesuradamente inteligentes para jugar con ellos.

Hasta que finalmente llegó a ese pequeño planeta azul. La omnipresencia de este dios le permitió vagar por cada rincón de este mundo nuevo, viendo sus costumbres, escuchando su música, pero lo que más le encantó fue probar su comida.

Uno de sus platillos preferidos fue el cupcake, un pequeño grano cósmico con sabores casi infinitos en forma de nube. Muy bonito, además, llevaría las recetas a su hogar.

Sin embargo, debido su infinita existencia, ya se le agotaban las curiosidades al planeta. Así que decidió crear un pequeño reto.

Cuando encontró una biblioteca demostró excesivos intereses por las majestuosas historias que los libros guardaban entre las páginas. Cualquier historia en ellos, valía más que cualquier patraña de cualquier civilización que había visitado con anterioridad.

Entonces, al alzar, envió subconscientemente un mensaje a seis elegidos y los retó a crear una pequeña historia, partiendo de tres palabras elegidas por él. Y en tal caso de que no cumplieran con ellas, les castigaría evocándoles una terrible tifoidea.

Una vez creado el reto, esperaría el día en que ellos escribieran su manera de vivir. El dios rió para sus adentros y si este experimento lo divertía en esa ocasión, lo repetiría recurrentes veces, una vez al año.

¿Podrán estos elegidos sobrevivir al capricho de un dios cósmico?



El color marrón continuaba saliendo de mi cuerpo a grandes escalas. El olor de la pizza de noche y el cupcake de la mañana se juntaban en un profundo olor, imposible de soportar, pero extrañamente atractivo.

Lo malo de la tifoidea es que no puedes dejar de expulsar olores aunque quieras… y lo peor es que se acaba el papel cuando más lo necesitas. Por suerte tengo mi camisa con dibujos de alienígenas.

Espero recuperarme pronto, pero por los rostros de los aliens, lo dudo mucho…



La luna aún estaba en el cielo con hambre de más, había pasado la noche más bonita de su vida y también la más agotadora. No sabía si había sido abducida por una nave alienígena, o si sufría un sufría un tipo de fiebre tifoidea, pero ella notaba que su mente no estaba bien… y su cuerpo estaba aún peor.

Se acercó a la cocina, descalza, y se sirvió un café. Cogió un cupcake y cuando le estaba quitando el papel, vio la bolsa que los contenía; ahí estaba, Ursa, con sus lunares rosas. Se le quitó el hambre y lo tiró a la basura.

Se escuchó un ruido y se giró, lo vio bajar por las escaleras. Ahí estaba, soñoliento, con media sonrisa y el pelo alborotado. Con ese cuerpo no puede ser de este planeta.

―Está sacando lo peor de mí ―pensó.

Y recordó la noche anterior. Se arregló el cabello disimuladamente, se pasó la lengua saboreando sus labios, notó como le crecían los colmillos. Esbozó una sonrisa de deseo, lo más parecido a una sonrisa ingenua que pudo y decidió a atreverse.

No tenía más remedio que atacar, tenía un hambre voraz y no precisamente de cupcakes. Tenía que ser valiente y hacer lo que debía: terminar el trabajo y continuar la especie.

―No soy una mujer vampiro cualquiera, ¡Vamos, no te acobardes! Un alienígena no va a poder contigo ―pensó.

            Y de pronto, de un salto le agarró de su cuello y le mordió la yugular, donde esté la sangra fresca que se quita en los cupcakes.



Con ayuda de su compañero Oscar Ariel, María pudo librarse de la maldición con esta aterradora historia.

En Busca de Tifoidea. Alienígena se quedó mirando su reflejo en ese negro rio hecho de recuerdos. Metió la mano en esas aguas turbias, tratando de buscar un recuerdo perdido. 

 Angustiando por no encontrar nada, se sumergió en las caudalosas aguas de recuerdos, empezó a notar que el rio estaba cada vez más fuerte. Bramaban las piedras del olvido y los troncos del delirio lo golpeaban.

Ya cansado, volteó la mirada hacia la orilla y vio los ojos de una mujer. Alienígena se desesperó por llegar a ella. Mientras más rápido trataba de llegar a la orilla, las piedras del olvido se abalanzaban a él como un pilar, tratando de devorar esa tenue imagen del pasado que la mujer despertó en él.

Cerró los ojos abandonando toda esperanza y sintió un miedo inexplicable, se ahogaba en sus propios sentimientos. Despertó sentado en una piedra blanda, miró a lo lejos una montaña de cupcake y una mujer caminaba hacia la cima. La mujer se volteó y Alienígena vio los mismos ojos que vio en la orilla de aquel río.

De inmediato corrió hacia ella…

Alta Cocina

Cuando oigo la lluvia golpear en las ventanas vuelvo a escuchar sus gritos. Aquellos gritos que se me pegaban a la piel como si fueran ventosas, subían de tono a medida que la olla se calentaba y el agua empezaba a hervir.

También veo sus ojos, unas pequeñas cuencas negras que se le salían de las órbitas cuando se estaban… cociendo.

Recuerdo la sombría cocina y la olla donde los cocinaban, grandes alienígenas cocinando seres humanos en ollas de agua hirviendo. Preparada y curtida, un cocinero grotesco, gordo y bobo; mientras, una cuchara de titanio, muy oscurecida por el uso, giraba y giraba despiadadamente…

Posteriormente, el dolor continuaba emancipando el ambiente. Aquellos gritos desgarradores no los conmovían, seguían atizando el fogón, soplando las brasas como si nada pasara. Desde mi cuarto del desván, oía gritar a niñas que tenían tifoidea, niñas que iban a ser devoradas después de aquella cena.

Al día siguiente, a la semana, posiblemente la tortura se alargara a un mes… Siempre llovía en ese lugar, siempre se oían gritos en aquel lugar. Yo pasaba todo ese tiempo encerrado con una almohada sobre mi cabeza… pero aun así… pero aun así lo oía riéndose, degustando la carne de mis congéneres.

Tengo miedo, tengo miedo de que el próximo sea yo… y en vez de sopa, me hagan, me hagan… me hagan panqué o en inglés… sea siendo un ingrediente más de un simple cupcake.



Con ayuda de dos colaboradores, Kar pudo ordenar dos historias que la salvaron del castigo.

Una fiebre tifoidea ataca a un grupo de niños que comieron cupcakes en una fiesta infantil. Todo reaccionan de igual manera: como una fuerza alienígena que los apoderó y los hace querer matar a sus padres.


Una invasión alienígena llega a la Tierra, mientras una fiebre tifoidea crónica ataca a todos los habitantes. Solo tienes una opción para sobrevivir, escapar con los alienígenas o encontrar el cupcake con la cura.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario