Hola mis Criaturas Literarias, este es un pequeño cuento corto que escribí al estilo poema. A partir de una idea que tuve hace mucho tiempo para un cuento infantil, decidí retomar la esencia y escribir esto, espero que lo disfruten.
Las
pequeñas aves recién salidas del cascaron emprenden su primer vuelo al arrebol,
adentrándose en lo más profundo de la montaña, escuchan las historias de los
sabios que los llaman.
El
instruido Búho, el astuto Murciélago y la perfeccionista Lechuza. Los tres
guardianes del cielo que claman a la nueva generación, les enseñan con sus
cantos el origen de la vida y del amor.
Narran
con educación y sosiego, que cuando el mundo se creó lo más hermoso fue el
cielo. Existió un Águila Arpía majestuoso y orgulloso, carecía de vista, pero
su vuelo era esplendoroso.
Un
día mientras volaba escuchó el canto de una colibrí que silbaba, tan solo fue
esa canción de amor, que al toparse ambos floreció el ardor, y la pasión que
profesaban.
Las
dos aves se amaban a plenitud, surcaban los cielos cual viento huracanado en el
jardín de la salud.
Pero
la alegría consumía otro corazón, el hermano de la arpía se moría de rencor. El
Águila Negro los perseguía con odio, cuando batía sus alas, la noche caía y la
oscuridad se cernía como un aterrador podio.
Tanto
fue el odio a su hermano, que la maldad lo consumió, convirtiéndolo en un
gigantesco y temible dragón. El fuego iracundo consumía el cielo, llevándose la
vida del más preciado anhelo.
La
muerte de la colibrí retumbó en la inmensidad, las fuerzas de la Arpía
seguirían sin parar. Pero el fuego es un temible adversario y las plumas
blancas de la arpía fueron su blanco.
El
temible dragón creyó haber ganado, pero desde las cenizas de su hermano el resplandor
fue clamado. Una luz de esperanza evaporó su triunfo, y un pájaro de fuego
resurgió de las cenizas que lo creyeron difunto.
El
ave Fénix luchó junto a las fuerzas de la esperanza, y combatió con su hermano
hasta el fin de las leyendas y añoranzas. Pero ambos eran un equilibrado
balance de poderes, y al final de la batalla el día y la noche se unieron como
ramas de laureles.
Los
astros vieron la valentía del ave por el amor, y con su última magia le
concedieron un favor. Tomaron sus plumas arrojándolas al cielo, repartiéndolas por
el mundo entero.
Y
cuando las plumas cayeron con el viento, les dieron vida a todas las aves que
hoy escuchan este cuento.
FIN
No hay comentarios.:
Publicar un comentario